Aunque no lo creas, muchos emprendedores no nacemos queriendo ser emprendedores.
Son a veces las circunstancias las que nos llevan a tomar la decisión, sean éstas circunstancias positivas o no tan positivas. Pero más importante que eso, es saber que todo pasa por algo y si ya estás embarcado(a) en este viaje (o estás pensándolo hacer), te aseguro que algo bueno aportará en ti, si es que no lo está haciendo ya.
Y esto lo digo porque en mi primer año de haber comenzado por completo esta experiencia, he aprendido muchísimo; no solo en el campo de marketing (que es donde me enfoco desde mi emprendimiento), sino desde el estilo de vida que se comienza a tener: ser más organizado(a), ser más autosuficiente (al tener que ser un “todólogo“), ser más arriesgado(a), y muchas otras cosas más.
Cada emprendedor es diferente. No obstante, lo que creo que todos podemos compartir es que queremos ser exitosos en lo que hacemos. Y es ese deseo lo que más nos debe impulsar a levantarnos cada mañana y dar el todo por el todo. Medio que me río mientras lo escribo, porque aunque suena fácil y bonito, no dejan de haber días difíciles o en que querrás darle fold al asunto.
Probablemente en próximas publicaciones ahonde más en esa línea de lo que he aprendido, pero hoy lo que quiero es contarte que emprender es una oportunidad a la que cualquiera de nosotros puede estar llamado(a). Y cuando pasa, es chévere atreverse a, por lo menos, considerarlo.
Si has sido capaz de leerme hasta este punto, estoy segurísimo que también puedes ser capaz de emprender alguna idea y tener éxito. Esto último sabiéndolo hacer, claro, porque sería un mentiroso si te aseguro que cualquiera lo logra… Emprender, crear, hacer no es tarea fácil, y en muchos casos hay que dejarse orientar y sobretodo, estar dispuesto(a) siempre a aprender.
Te cuento un poquito más detalle de mi proceso en este video. Te adelanto que le huí a la idea por mucho tiempo: